Parecido entre la ciudad que quiere Peñalosa y la que propuso Petro: Mario Noriega
La administración
Peñalosa anuncia en un decreto para reglamentar el norte de Bogotá (Plan de
Ordenamiento Zonal del Norte) que quiere una ciudad “densa y compacta”. Esas
palabras utilizó el exalcalde Petro para modificar el Plan de Ordenamiento
Territorial (POT) en el año 2013, y las repitió en su Decreto 562 del 2014,
derogado por Peñalosa, y conocido como el decreto de ‘rascacielos en todas
partes’.
Los dos alcaldes
coinciden en que si los promotores inmobiliarios pagan, pueden construir
más. Esto
significa que la ciudad será más densa, los constructores ganarán mucho más,
pero habrá menos área libre por habitante.
El alcalde Peñalosa propone expandir el norte de la ciudad para alojar aproximadamente 375.000 habitantes (la población actual de Manizales). La norma ingeniosa garantiza que sea el promotor inmobiliario el que determine el valor real del suelo, porque si paga, puede aumentar la densidad base de cada predio. Los predios tienen derecho a una cantidad de metros cuadrados edificables cuando cede terreno para vías, parques y equipamientos. Esto determina la densidad base de viviendas y de habitantes por kilómetro cuadrado. Con la nueva norma, pagando se puede aumentar la edificabilidad hasta en un 1.000 % (sí, leyeron bien, ¡es un mil por ciento!). Y las sumas que hay que pagar son tan altas que el desarrollo dependerá de los grandes inversionistas.
El alcalde Peñalosa propone expandir el norte de la ciudad para alojar aproximadamente 375.000 habitantes (la población actual de Manizales). La norma ingeniosa garantiza que sea el promotor inmobiliario el que determine el valor real del suelo, porque si paga, puede aumentar la densidad base de cada predio. Los predios tienen derecho a una cantidad de metros cuadrados edificables cuando cede terreno para vías, parques y equipamientos. Esto determina la densidad base de viviendas y de habitantes por kilómetro cuadrado. Con la nueva norma, pagando se puede aumentar la edificabilidad hasta en un 1.000 % (sí, leyeron bien, ¡es un mil por ciento!). Y las sumas que hay que pagar son tan altas que el desarrollo dependerá de los grandes inversionistas.
Con la propuesta de
Peñalosa, esta ciudad ‘ideal’ que se desarrollará en el norte será la tercera
más densa del mundo. Por encima solamente estarán Mumbai y Calcuta. El área
verde por habitante será de 10 metros cuadrados cuando se llegue a la densidad
esperada. Este indicador es el mínimo recomendado por
organizaciones internacionales. Si se mantuviera la densidad base, sin permitir
la especulación, el indicador de metros cuadrados por habitante sería de 112
metros cuadrados, un poco menor que el de Viena (120 metros cuadrados por
habitante) y el doble que el de Curitiba (52 metros cuadrados por habitante).
Según la lista de
citymayors.com, Bogotá, con 13.500 habitantes por kilómetro cuadrado, es la
novena ciudad más densa del mundo. Y la más densa de América. La densidad de la
ciudad ideal de Peñalosa será de 20.764 habitantes por kilómetro cuadrado. Esto
se logra construyendo edificios de 20 o más pisos de altura. ¿Volvimos a la
ciudad de los ‘rascacielos en todas partes’?
Pero hay otro tema
igual de preocupante: serán los desarrolladores los que determinarán en dónde
se construye el comercio y en dónde las oficinas, porque los planos
que acompañan el proyecto de decreto son zonificaciones generales, sin
centralidades ni la textura fina que requiere el diseño de una ciudad. Son simplemente zonas con colores para
que el sector privado haga donde quiera lo que le parezca más rentable.
Los dos proyectos de
ciudad reflejan un deseo de controlar el futuro sin herramientas técnicas ni
conceptuales que garanticen que los bogotanos vamos a vivir mejor. Es evidente
el gusto por las intervenciones gigantescas, propias de los políticos
ambiciosos, aficionados al urbanismo, pero que como nos lo enseña la historia,
rara vez funcionan. Esto no es planeación a largo plazo. Son intervenciones a
corto plazo, con efectos impredecibles en el futuro. Petro intervenía con el
decreto de los rascacielos 9.000 hectáreas.
Este decreto de
Peñalosa, localizado al lado de la reserva ambiental Van der Hammen, afecta
1.800 hectáreas, pero nos anuncian que con el POT vienen más expansiones en
otros bordes de Bogotá. Si esta expansión desmesurada se hace con el mismo
modelo, ¿es el anuncio oficial de que el futuro de Bogotá se deja en manos de
los urbanizadores y especuladores inmobiliarios?
MARIO NORIEGA - Arquitecto Urbanista'Parecido entre la ciudad que quiere Peñalosa y la que propuso Petro'
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