Reflexiones para una Revocatoria: Germán Molano
La alcaldía de Bogotá pretende gastarse 94 billones de pesos (94’000.000.000.000) en los próximos años. Alrededor del 60% irían a parar directo a los bolsillos de un puñado de contratistas. Peña16
Al evidenciar repetidamente el carácter
solapado de la actual administración, vale la pena ahondar en el tema de la
revocatoria. Cuando se nos menciona la palabra revocatoria se nos viene a la
mente el proceso vivido por la administración Petro y todos los eventos vividos
en la ciudad hace pocos años.
¿Porque
fallo esa revocatoria? Para
empezar la iniciativa tuvo un dudoso protagonista, el ex-senador Miguel Gómez,
no fue propiamente lo que se dice una iniciativa ciudadana, aunque eso se
proclamara a los cuatro vientos; comenzó un poco tarde y luego fue saboteada
involuntariamente por el Procurador Ordoñez con su fallida destitución. Además
el alcalde Petro planteo una defensa jurídica rigurosa. Aunque al final la
revocatoria fue efectiva desde el punto de vista formal, en realidad desde el
principio nació muerta políticamente. En parte porque los promotores, aunque
reconocidos en los corrillos políticos de la ciudad, no eran precisamente adalides
de la participación ciudadana, sino más bien un elemento más en una lucha sin
cuartel que se presentaba entre la anterior administración y un grupo económico
y político de la ciudad.
Valga recordar que al promotor de dicha
iniciativa le precedía la sombra de su abuelo, Don Laureano Gómez, uno de los
principales responsables de la polarización y del surgimiento de la violencia
política de mediados del siglo XX.
¿Porque
la revocatoria? Podrán escogerse muchas razones pero la verdad es una sola, que
ni los más fieles partidarios de la actual alcalde podrán ocultar: el modelo de
ciudad que plantea la actual administración lejos de aglutinar a los
ciudadanos, los divide y de ñapa el alcalde no le interesa llegar a consensos
mínimos de gobernabilidad, pretendiendo imponer su visión de ciudad y
ciudadanía a todos los bogotanos. Todo esto teniendo en cuenta que si bien
ganó las elecciones, sólo lo hizo con un tercio de la votación. No es
sorpresa que padezca de una desaprobación casi unánime y constante a sus políticas,
sus métodos de comunicación y sus constantes engaños, todo esto sumado a una
suficiencia intelectual que ha probado tener poco sustento.
El ejemplo más emblemático de la falta de
visión del alcalde, es su posición comparativa frente a las empresas del
Distrito, como son Transmilenio, la ETB y la EEB. En este siglo llegar más
rápido al trabajo en bus, no va aportar la misma competitividad para la ciudad
que la posibilidad de manejar la información de manera inteligente en cualquier
proceso productivo de manera sostenible y equitativa, sea que se tenga un
puesto de comida rápida en la calle o se gerencia una gran empresa. El alcalde
y su equipo de trabajo dicen “asumir” públicamente los costos políticos de la
venta de activos del Distrito, pero al mismo tiempo NO tienen el carácter para
reconocer que el actual modelo de negocio de Transmilenio está más cerca de dar
perdidas al Distrito, que el de la ETB o la EEB. Si realmente se tuviera la
movilidad, la sostenibilidad fiscal y en últimas el bienestar de la ciudad como
objetivo, se sabría que un cambio estructural en el modelo de negocio de Transmilenio
bien podría ayudar a financiar la expansión del mismo sistema, en vez de andar
vendiendo negocios productivos de la ciudad. Y esto no tiene nada que ver con
tener ideas de izquierda o de derecha, sino con el más simple sentido común de
administración pública.
Cuando se gobierna de tal manera, con una
arrogante suficiencia intelectual de dudoso sustento, es natural que se
empiecen a cosechar los frutos de la desfachatez. Es en este momento en el que
la ciudadanía debe cuestionar seriamente qué es lo que nuestros dirigentes
consideran que es la madurez política.
Porque
fallan las revocatorias. La principal razón
para que ningún ejercicio de revocatoria planteado hasta ahora, haya sido
exitoso es simple, los requisitos mínimos legales para que una iniciativa sea
efectiva y el ejercicio revocatorio termine con la destitución de un mandatario
es porque se hicieron muy estrictos para la ciudadanía y demasiado laxos para
el mandatario afectado. A eso se suma que buena parte de las revocatorias
emprendidas obedecen más objetivos políticos no muy transparentes que a
participación ciudadana genuina. Muchos ejercicios se caracterizan por terminar
siendo una revancha política personalista.
Dónde
le firmo Maestro??? Si bien la ley
establece que cualquier solicitud de revocatoria sólo se podrá radicar un año
posterior al inicio de cualquier administración, la fecha de firmado no es un
criterio de validez para sustentar el apoyo ciudadano a la iniciativa de la
revocatoria. La restricción del año viene más a razones técnicas y políticas
que de tipo legal. La razón de tipo técnico es que el formato que entrega la
registraduría en el que se consignan las firmas solo se entrega después de una oficialización
de la iniciativa ciudadana cosa que ocurre pasado el año de gobierno. Y la
política es el mínimo de madurez para dejar al mandatario entrante para
desarrollar sus propuestas así como su respectivo debate.
Para recoger y aprender de las experiencias
pasadas, sería prudente que la representación de los distintos colectivos que
integran la ciudadanía tenga una vocería colegiada valida reconocida, donde el
protagonismo sea de la ciudadanía y no de los políticos. En ese espacio los
ciudadanos afectados, los vendedores ambulantes, los usuarios de Transmilenio,
los empleados/usuarios de la ETB, los padres de familia de jardines cerrados y
de colegios públicos afectados, las barras, los estudiantes universitarios, los
recicladores, los ambientalistas, los opositores a la tauromaquia, los
empresarios afectados, los vecinos del metro desechado, los profesores, los
trabajadores de la salud, la comunidad LGBTI, etc. en general los distintos
colectivos que son solidarios con la iniciativa, generen un consenso mínimo
formalizado no político sobre la voluntad de no compartir el modelo de ciudad
planteado por la actual administración. Soportados en que buena parte del plan
de desarrollo actual y las políticas planteadas por el alcalde no han tenido un
trámite transparente, ni sustentado debidamente.
En el terreno, el ejercicio de recoger
firmas debe dejar de ser visto como una acción política y más como un ejercicio
logístico de recolección de firmas, para de tal manera hacer eficiente su
consecución. Todo esto a través de la división del trabajo del voluntariado y
apoyado con herramientas simples de tipo tecnológico como la geo localización
referenciada de los puntos de recolección de firmas y la disponibilidad del
esfuerzo comprometido.
Además las firmas deberían recogerse ahí
donde las políticas de la actual administración manifiestan el conflicto con la
ciudadanía como son: colas de EPS Capital, aglomeraciones de Transmilenio,
entradas de jardines del distrito pauperizados, eventos culturales disminuidos,
colas de cobro de recicladores, etc. Para todos aquellos que piensen
aventurarse dentro de los sistemas de transporte masivo para recoger firmas,
valga recordarles que aunque como usuarios, al comprar un pasaje y abordar un bus,
nos suscribimos a un contrato virtual de transporte y a unas normas de
conducta, estas NO privan los derechos de participación política en
tanto no se interrumpa
el flujo normal del sistema.
A cada ciudadano que cree que el poder de su
firma no vale, vale invitarlo a dejar de quejarse, a dejar el activismo de
smartphone, a documentarse y a ver como en los medios se va a empezar a
“relativizar” el poder de la revocatoria, en épocas de paz y pos-conflicto. Sea
esta la ocasión para que aquellos que no creen y tienen apatía hacia nuestro
alicaído sistema democrático se den cuenta que su participación activa sí
importa, si puede hacer la diferencia. Basta recordar las sorpresas que este
año nos dio la democracia, en nuestro país y en otras latitudes, donde se hizo
palpable que la participación ciudadana puede escapar de las cuentas de los
gobernantes.
Y
los políticos que? Hay tres categorías de
políticos, los que les gusta la idea, los que ni fu ni fa y los que están
jugados con la alcaldía.
Para los que son fervientes detractores de
la administración Peñalosa, sea que hagan publica su posición o no, más que
apoyar o convocar la revocatoria, valdría la pena invitarlos a darle una
cobertura legal y política extensa a todos los eventos que tengan lugar para la
iniciativa, como son: la recolección de las firmas, el tramite en la
registraduria, su respectiva vigilancia y la promoción del referendo
revocatorio.
Para los que ni fu ni fa. Entre más se
demoren en decantar su posición menos posibilidades de juego político pueden
tener en el supuesto de que la revocatoria sea efectiva. Su discurso ponderado
y su vigencia política aunque “racional” podrían empezar a perder vigencia en
la ciudad.
Para todos aquellos que están jugados con la
administración, lo mejor que pueden hacer por la revocatoria, es ser ellos
mismos.
Al que crea que la revocatoria no es una
realidad política. Valga recordar que en las elecciones pasadas a la alcaldía,
Clara López candidata por el Polo tuvo
498,718 votos, todos ellos en medio de una campaña de desprestigio mediático de
las pasadas administraciones de izquierda. Para que la solicitud de revocatoria
sea válida se requería una cantidad de firmas válidas igual o superior al 40%
de la votación del candidato ganador eso son como 361 mil firmas. Con ocasión
de la reforma que reglamento el plebiscito por la paz, el umbral de firmas para
revocatoria de mandatos disminuyo a un 30% de firmas válidas. Lo que quiere
decir que con la ley actual, con tan solo el 70% de los que votaron por Clara
firmen la revocatoria, está ya quedaría lista. Estos ciudadanos no necesitan
mucha argumentación para firmar una revocatoria a convicción, porque el alcalde
ya les ha dado lo suficiente.
Estrategia Mediática o como evitar el “Julito no
me cuelgue …” No es un secreto que la gran mayoría de medios tradicionales
(escritos, radio, tv y digitales) que cubren la capital están jugados total o
parcialmente por el modelo de ciudad que plantea Peñalosa, aun a pesar de sus
grandes deficiencias. Pueden existir honrosas excepciones dentro de los mismos,
pero en general la línea editorial predominante es bastante indulgente con el
proceder errático del alcalde. Para eso no hay cura y la razón es que casi
todos los directores de medios siguen una marcada línea institucional que
promueve la estabilidad del establecimiento. Unos movidos con más convicción
que el propio alcalde y otros con algo de razón, porque perciben la revocatoria
en si como un fracaso del sistema político. Si se tiene un objetivo fijo y se
conoce la matemática básica del ejercicio de recolección de firmas, no hay que
entrar en desgaste con ellos. Porque se verá que no hay estrategia
mediática más elocuente que medir públicamente el apoyo real a la revocatoria y
que los formadores de opinión expongan libremente sus opiniones o sus
prejuicios de la manera en que lo suelen hacer. Si el protagonista es la
ciudadanía y no un político o una persona en particular, cualquiera que sea,
menos posibilidades hay de individualizar los defectos de esa persona y endilgárselos
a la gran mayoría, estrategia frecuente de los medios de comunicación. En los
casos en que sea necesario expresar la opinión del consenso que promueva la
iniciativa, lo ideal es priorizar el cubrimiento a través de medios
alternativos o medios comunitarios reconocidos en cada localidad, apoyados
siempre por la redes sociales. No hay que tenerle miedo a la espontaneidad de
la gente y más si manifiesta con frescura el conflicto social planteado por las
políticas del alcalde.
La
reflexión. Después de todo lo escrito anteriormente es evidente que en
cualquier circunstancia la solicitud de revocatoria tiene serias posibilidades
de concretarse, pero el ejercicio electoral del referendo revocatorio puede ser
otra historia. Y para evidenciar esto valga presenciar la frescura con la cual
la administración Peñalosa y la coalición política que lo acompaña está
asumiendo el costo político de plantear políticas sadomasoquistas e
impopulares. Esto no sería posible, sino se tuviera la confianza en dos
factores: el padrinazgo político ejercido desde la vicepresidencia que permite
cierto margen de impunidad política (y tal vez legal) y la conciencia de los
defectos propios de la movilización ciudadana con matices de izquierda.
Si se plantea la revocatoria como un ejercicio
reivindicativo de izquierda, como una batalla campal entre peñalosismo vs. Petrismo,
es mejor ni empezar. Porque es probable que se logre más en estrados judiciales
cuestionando cada política controversial no sustentada de la actual administración,
que convocando a la ciudadanía sin un destino cierto. Es más perjudicial
convocar y perder, revalidando un modelo de ciudad que excluye a todos. Para
una parte de la ciudadanía la defensa de lo público no les dice nada, antes
para algunos reaviva montones de prejuicios, todo esto porque en sus propias
vidas no “perciben” una ventaja en ello. En esto es de resaltar que cualquiera
que sea el mensaje de la revocatoria se tiene que poner en blanco y negro las
ventajas tangibles y reales que hoy existen en comparación a lo que se
perderían si se continúa con lo propuesto por el alcalde.
Además la ciudad debe buscar no seguir dando
bandazos al elegir estilos de gobierno disfuncionales que no construyen un
proyecto de ciudad que nos una. Bogotá bien puede ser
incluyente y a la vez productiva, pero para ello los dogmas económicos
tienen que empezar a deponerse y el sentido común más básico tiene que empezar
a imperar. La clave no está en resucitar el estilo caudillista del siglo pasado
sino en encontrar el lenguaje que sepa canalizar las necesidades propias de
este siglo. En eso es vital que la ciudad se plantee un destino manifiesto, uno
alcanzable y tangible que se identifique con un objetivo común de realización
personal que cada habitante quiera emprender al vivir en nuestra ciudad,
independiente de su estatus socio económico y cultural. Es bastante factible
que ahí en ese punto, vamos a encontrar más cosas que nos unan que las que nos
dividen. Dicho sea de paso que ese objetivo nos pueda ayudar a construir
ciudadanía. No debería haber temor si la construcción participativa de ese
lenguaje se diera en medio la revocatoria.
Si bien el proceso de revocatoria es un
proceso de protesta y rechazo, no necesariamente tiene que ser de connotaciones
negativas, por el contrario debe evocar la naturalidad y la alegría de los
ciudadanos. Elementos como la lúdica, la pedagogía pueden facilitar la
recolección de las firmas y ayudar a la concientización de la ciudadanía
alrededor del proceso.
Otro asunto clave es que la ciudad en pleno
debe rechazar que el destino de todos se convierta en pieza de ajedrez del
pulso político de cara a las elecciones presidenciales del 2018, sin importar
de donde venga.
Por ultimo hay que aprovechar el clima
político del pos-conflicto, porque esta puede ser la primera oportunidad para
probar de que esta hecho el proceso de paz en el contexto urbano. Es muy
probable que los sectores políticos y económicos que apoyan a Peñalosa se vean
tentados a recurrir a las mañas del pasado (y de seguro lo harán). Para darse
una idea de los intereses que se mueven, por el lado económico la alcaldía
pretende gastarse 94 billones de pesos (94’000.000.000.000) en los próximos
años. Alrededor del 60% irían a parar directo a los bolsillos de un puñado de
contratistas. Por el lado político, Bogotá y sus instituciones pueden ser
utilizadas como moneda de cambio clientelista para apoyar cualquier aspiración
política de cara a las elecciones presidenciales del 2018 (cosa que está
ocurriendo en estos momentos). Si la voluntad de paz del Estado es verdadera y
la letra de los acuerdos no es letra muerta, el destino de una ciudad lo pueden
definir sus ciudadanos, si así lo deciden, dentro de la democracia sin importar
las ambiciones políticas y económicas de un puñado de personas. Que esta sea la
ocasión para demostrar que las cosas si pueden cambiar pacíficamente.
Con la misma intención que se realizó este
escrito en la agencia ponemos a su disposición la siguiente página tipo wiki http://revokatoria.org en
la cual ustedes pueden aportar y empezar a consignar la información relevante
de este proceso que deba tenerse en cuenta, además si es posible empezar a
construir el discurso que realmente nos una.
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