1948 El Bogotazo. Operación Pantomima.
1948
El Bogotazo. Operación Pantomima. El 9 de abril de 1948, la CIA con la
complicidad de la oligarquía colombiana liberal – conservadora, asesinaba una
esperanza más del pueblo colombiano en las calles céntricas de Bogotá. El asesinato del líder popular produjo una violenta
insurrección en la capital, el "Bogotazo" en momentos en que se
celebraba la Conferencia Panamericana. En muchas ciudades y pueblos del país se
formaron juntas revolucionarias y hubo momentos en que se creyó que el gobierno
iba a caer. La USA intervino al enviar tropas desde Panamá para afianzar al
régimen. Pero el gaitanismo no había creado estructuras políticas sólidas,
capaces de enfrentarse a la inmensa tarea de la toma del poder. Y así como las
fuerzas del gobierno no podían restablecer el orden en todos los rincones del
país, tampoco las fuerzas populares podían imponer el suyo ni crear nuevos
mecanismos democráticos para el manejo de los territorios bajo su control.
Bien pronto se diluyó el ímpetu
revolucionario de las masas y el país quedó a merced de la violencia generalizada,
sin dirección central y sin estrategia, de dos pueblos enfrentados por el odio:
el pueblo liberal y el pueblo conservador.
Porque la violencia fue popular.
Participaron en ella hombres, ancianos, mujeres y niños. La lucha fue muy
desigual e irregular, porque al lado de las masacres de población civil
cometidas por población civil, hubo masacres cometidas por militares
disciplinados, por bandas paramilitares conservadoras y por guerrillas
liberales.
1953-56
Golpe de Estado del General Rojas. Y a pesar de que Rojas Pinilla no quería y vacilaba, porque en Colombia
las oligarquías no han dado casi nunca permiso para estas cosas, lo obligaron a
deponer al presidente y a asumir el mando con un plan de
"reconciliación" y Pacificación Nacional: "La Patria por Encima
de los Partidos". Y así fue cómo nos decretaron la paz.
En este escenario el Jefe Supremo, como
llamaban al Rojas Pinilla, el General Presidente, se apartó de los gobiernos
conservadores de Mariano Ospina Pérez, Laureano Gómez y Roberto Urdaneta
Arbeláez, 1946-1953, que llamaban a los llaneros alzados en armas “bandoleros”
o “delincuentes comunes que actuaban movidos por odios y pasiones para
satisfacer sus deseos personales”, porque los denominó “guerrilleros”, es
decir, delincuentes políticos.
A la hora de la verdad. Embriagados por la
que consideraban una gran victoria del Régimen de las Fuerzas Armadas, sus
propagandistas no contaron todo lo qué pasó con los desmovilizados. Estos,
campesinos que regresaron a las tierras que ocuparon antaño, confiados en las
promesas de Bogotá, las encontraban en manos de conservadores que, lejos de
restituírselas, los expulsaban de nuevo en medio de amenazas. O sea que los
reinsertados liberales no hallaron la prometida paz.
Que no fue tan completa la pacificación del
régimen militar pudo comprobarse, asimismo, porque en su transcurso y según las
mismas declaraciones oficiales, estaban en pie de guerra los municipios de
Cabrera; Carmen de Apicalá; Cunday; Icononzo; el mismísimo Melgar, sede de una
importante base militar; Pandi; y Venecia. Con el argumento de acabar con el
comunismo, los altos mandos enviaron a algunas de esas localidades al Batallón
Colombia, curtido en Corea, y emplearon hasta bombas de napalm. Se inició
entonces otro de los terribles desplazamientos que han caracterizado al viejo
conflicto armado de Colombia. El pacificador Rojas Pinilla, en 1955, destinó
252 millones de pesos a las fuerzas armadas y apenas 41 millones a la salud y
62.5 a la educación, pero en honor a la verdad, preciso es recordar que no
gastó más en seguridad que lo que hicieron los ex presidentes Ospina Pérez,
Gómez y Urdaneta. Dos años después de que los civiles recuperaron el poder,
todavía quedaban en Colombia 43 cuadrillas de bandoleros en plena actividad con
casi 500 integrantes.
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